Ellos. Tan diferentes. Tan atrayentes. Son polos opuestos que se juntan inevitable e inexorablemente.
Ella era locura y «carpe diem», él era previsor y le gustaba llevar todo con planes.
Ella era una locura, ella era su debilidad. Cuando él la miraba se le aceleraba el corazón, le revolvía entero. Ella.. ella era ella, con sus más y su menos, con sus locuras. Ella era.. la verdadera forma del amor.
Él, él era todo lo contario: un niño bueno, que nunca rompió un plato. Una persona que todo lo tenía planeado. Y eso a ella le descolocaba, porque ella era una princesa y, hasta que no vino él, no lo volvió a recordar. Él.. hace que su corazón vaya a mil por hora. Él hace que esté nerviosa y sus locuras vayan a más.. ¡y eso que era imposible!
Ellos se ven, pequeños ratos… pequeños momentos, que hacen que se pare el tiempo. Juntos.. el tiempo es ilimitado. Juntos… parecen que las horas sean segundos. Juntos eso siempre.
Porque desde que llegaron el uno a la vida del otro no se imaginan sin esos ratos que les hacen tan felices y tan llenos de vida. Porque el nerviosismo de los primeros besos, de lasnpeimeras caricias, del ¿que me pongo?, ¿le gustaré así? Les hacen recogerse de emoción.
Porque aunque la razón diga una cosa… pesa más el corazón. Y es hora de cola, dejarse llevar y no pensar.
Juntos.. Ellos… sólo tienen una palabra: FELICIDAD